
¿Hay vinos específicos para Navidad? Sí y no. O no o sí. En realidad, es una cuestión – como mínimo- de gustos, de compañía y de los menús que vayamos a preparar. Hay botellas casi para todos los gustos y mesas. Y lo cierto es que no hay comida navideña en la que la conversación no empiece con una copa de vino en la mano y con una predisposición absoluta para disfrutar. Del vino, de la familia, de los amigos, de la música y de la luz especial de estas fiestas. Puro hedonismo.
Nos encanta la Navidad porque significa volver a lo que más queremos y compartir tiempo con aquellos con los que soñamos con descorchar las botellas especiales de nuestra bodega, las que generan la doble sonrisa, cuando las compramos o nos las regalan y cuando las compartimos o las regalamos. Y no vamos a hablar aquí de colores o tipos de vinos… sino de sensaciones.
No es un tema baladí. Elegir los vinos de Navidad, lo que descorcharemos en cada momento, es un trabajo que puede ser estresante y que, en muchas ocasiones, conlleva hasta varios meses, los que pasan desde que compramos las botellas y las vamos guardando con la meta de abrirlas cuando consideremos que las condiciones son óptimas. Y estas fechas son la excusa perfecta para descorchar alguno de nuestros mejores vinos, arriesgando para abrir boca con alguna referencia de nuevo cuño pero apostando siempre por los grandes para que la ocasión sea perfecta.
Es determinante conocer cuál va a ser el menú que ocupará nuestra mesa antes de elegir los vinos. O al revés: si se es anfitrión, se pueden escoger primero los vinos y después confeccionar un menú completo que sea el camino perfecto para que tanto el vino como la comida crezcan y multipliquen las sensaciones que buscamos. Nunca hay que dejar este aspecto al azar. Y es imprescindible seguir un orden lógico, sirviendo vinos cada vez mejores que permitan que el placer tanto de la comida como de la compañía vaya in crescendo. Aunque, a veces, acertar con los gustos de los invitados no siempre es un trabajo sencillo… pero es muy divertido intentarlo.
Si eres de los que se dejan imbuir por el espíritu navideño, de los que celebran que la familia se reúna en paz y armonía, no tengas duda y elige algunos de los mejores vinos de tu bodega. Compartir es vivir, y un buen vino es perfecto para disfrutar de la vida y de las personas que nos importan. Lo más parecido a hacer un buen regalo es descorchar alguno de nuestras grandes etiquetas para vivir un momento único.
No es lo mismo la Nochebuena que la Nochevieja. La primera es sinónimo de familia y la segunda, habitualmente, de amigos, lo que implica una elección completamente distinta. Si sumamos el día de Navidad y el Año Nuevo, más el de Reyes, el elenco de excusas para abrir una buena botella y brindar es, sencillamente, envidiable. Brindemos para disfrutar y para construir cada nueva historia navideña, conozcamos terruños y pagos y guardemos en la memoria momentos irrepetibles en todo a cada sorbo y cada palabra. La felicidad será nuestro aguinaldo.
¡Chin chin y feliz Navidad!
Last modified: diciembre 22, 2022